El problema más llamativo y preocupante es la pérdida de identidad de
los varones. Son los niños los que salen perdiendo porque en las aulas
mixtas se impone el “ideal femenino”. Es decir, el profesor exige a los
niños que sean igual de ordenados, puntuales, quietos, delicados y
obedientes que las niñas. Y esto no sirve para los chicos porque tienen
otra forma de aprender. Su mayor activismo resulta fatigoso para el
profesor que, al compararlos con las niñas, tiende a castigarlos en
mayor medida por comportarse “como chicos”. Esta situación ha llevado en
algunos casos a un fenómeno curioso pero altamente preocupante:
diagnosticar a muchos niños el trastorno de déficit de atención con
hiperactividad, cuando en realidad su único problema es el de ser
varones, activos, enérgicos, competitivos y muy movidos, en clases
compartidas con niñas más pausadas, tranquilas y disciplinadas.
¿Cuáles son las diferencias entre un chico y una chica que justifican una educación diferenciada?
Las diferencias son muchas y muy significativas. Pero, lo más importante
y sorprendente, desde el punto de vista científico, es que son
diferencias innatas. Es decir, no se deben a unos hábitos adquiridos a
lo largo de nuestra vida o a unos roles histórico-culturales que nos
hayan sido impuestos. Por el contrario, su origen se encuentra en las
diferencias estructurales y funcionales entre el cerebro femenino y el
masculino, existentes incluso antes de nacer.
Afirmar algo así habría sido considerado una aberración hace diez años, pero los avances de la neurociencia y de la técnica han permitido a los más prestigiosos científicos afirmar que se trata de una realidad empírica demostrada. Un ejemplo: el Instituto Nacional de Salud de Washington demostró recientemente que el cerebro femenino madura años antes que el masculino y que la región del cerebro que coordina la función lingüística es un 30% más pequeña en los hombres que en las mujeres, aunque tengan idéntico coeficiente intelectual. Ni más ni menos inteligentes, sencillamente somos diferentes.
Afirmar algo así habría sido considerado una aberración hace diez años, pero los avances de la neurociencia y de la técnica han permitido a los más prestigiosos científicos afirmar que se trata de una realidad empírica demostrada. Un ejemplo: el Instituto Nacional de Salud de Washington demostró recientemente que el cerebro femenino madura años antes que el masculino y que la región del cerebro que coordina la función lingüística es un 30% más pequeña en los hombres que en las mujeres, aunque tengan idéntico coeficiente intelectual. Ni más ni menos inteligentes, sencillamente somos diferentes.
*otros:http://www.intereconomia.com/noticias-/intereconomia/que-decir-si-educacion-diferenciada-20110606
La educación segregada ha sido muy criticada en los últimos tiempos, pero diferentes estudios demuestran que los niños que estudian en colegios de educación diferenciada obtienen mejores resultados; además tenemos que tener en cuenta que niños y niñas tienen diferentes ritmos de desarrollo, por lo que una educación segregada facilita atender a cada alumno de forma más detenida, adecuándose a las necesidades de cada uno de ellos.
ResponderEliminarCreo entonces, que la educación segregada no es tan mala como algunos dicen que es, y que tiene también sus cosas buenas.
Finalmente, decir que algunos critican este tipo de educación basandose en que niños y niñas tienen que convivir y crecer juntos, pero no podemos olvidar que la educación segregada no impide que lo hagan, ya que fuera del horario lectivo chicos y chicas pueden estar juntos.
Inés.